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Adán, contra el tiempo


Víctor Ulín/
A poco más de cinco meses de que Morena realice la primera encuesta para elegir a su candidato presidencial, poca duda queda que para Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Gobernación, su paisano y amigo, Adán Augusto López Hernández, es el ideal para sucederlo por encima de Claudia Sehimbaun y de Marcelo Ebrard. Lo único que necesitaría el ex gobernador de Tabasco para facilitar el respaldo moral y electoral del Presidente que ciertamente no se daría un balazo en el pie, es mejorar su posicionamiento para estar en condiciones de ganarle, no a sus adversarios internos, sino a cualquier candidato que postule la oposición.
Es claro que el Secretario de Gobernación está haciendo todo lo humanamente posible para ser más conocido y concitar por ende la preferencia electoral de los mexicanos a lo largo y ancho de toda la república.
En apariencia, parece un desafío imposible que en cinco meses logre superar en las encuestas a sus dos principales adversarios internos y más si se le compara con otros aspirantes externos a la Presidencia.
Muy optimista, sin embargo, Adán Augusto López Hernández ha manifestado su deseo de que estará en la boleta electoral del 24 como el candidato presidencial de Morena, y de ganar.
Cinco meses sería el tiempo que separan al ex gobernador tabasqueño para lograr una auténtica hazaña o por lo menos un posicionamiento que finalmente no haga dudar al Presidente sobre la pertinencia o no de postularlo en la elección próxima.
El secretario de Gobernación, como se observa, no bajará su ánimo ni desistirá de sus intenciones hasta el último día en que pueda tener margen para que su imagen crezca lo más que sea posible, y la población abierta le dé su respaldo.
Para el Presidente, con una Claudia Sehimbaun en una caída natural derivado del desgaste de su actual posición, y con un Marcelo Ebrard Causabón más cercano a la filosofía y los intereses de la derecha, los conservadores, Adán, garantía de lealtad y continuidad, es el que tiene que ser el candidato presidencial, pero debe legitimarse como un aspirante competitivo que la encuesta confirme.
Sin la frialdad de los datos duros que son vitales en la batalla electoral que viene, es imposible que el Presidente, como líder máximo de Morena, tome una decisión sin considerar los resultados de la encuesta y por consecuencia la voluntad anticipada de los mexicanos.
Por lo demás, con el tiempo en contra, dependerá del secretario de Gobernación ser o no el próximo candidato presidencial de López Obrador, y de Morena.

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