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Layda: lastre para el Presidente y Morena



Víctor Ulín/
Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador pondera la ausencia de corrupción en su gestión y en la de su partido, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, se empeña en desacreditarlo y erigirse en todo lo contrario.
A los presuntos casos de corrupción que han sido denunciados por la alcaldesa de Álvaro Obregón, Lía Limón, en contra de Layda Sansores como consecuencia de su anterior desempeño en el mismo cargo, se sumó el vídeo que exhibe a funcionarios de la administración de su gobierno recibiendo fajos de billetes de 500 pesos usados en el proceso electoral pasado en Campeche, como documenta el noticiario de Televisa.
Más allá de que la todavía gobernadora sea llamada a cuentas por la Fiscalía de la Ciudad de México que gobierna por cierto su candidata a la presidencia del país, Claudia Sheimbaun, para responder por los presuntos casos de corrupción en la alcaldía Álvaro Obregón, para el Presidente se ha vuelto un lastre que amenaza con contaminar a la Cuarta Transformación y a Morena cuando estamos en la antesala de la elección del 2024 y a unos meses de la del Estado de México y de Coahuila, donde se advierte una contienda cerrada en la que la alianza opositora se perfila para refrendar las gubernaturas.
Es lógico que el Presidente desde las conferencias mañaneras trate sin mucho éxito acusar a los conservadores de los señalamientos en contra de la gobernadora, pero ante la contundencia de los hechos resulta indefendible sus acciones.
El daño que la gobernadora Layda Sansores ocasiona al gobierno del Presidente y a Morena es de pronóstico reservado que seguramente tendrá su efecto inmediato en las próximas elecciones, al convertirse en unos de los escándalos mediáticos más importantes que ya se le equipara con el vídeo que catapultó a René Bejarano como “el Señor de las Ligas” cuando también recibía fajos de billetes.
La moderada reacción de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, que no se atrevió a defender ni mucho menos a poner las manos al fuego por la gobernadora, habla precisamente del lastre que empieza a representar para su partido y las implicaciones políticas que este escándalo tendrá en las elecciones venideras que ya son preocupantes.
Desde que asumió como gobernadora, no solo por la integración de un gabinete de cuates que ha dejado mucho que desear, sino por la falta de resultados, Layda Sansores está dejando de ser un activo que le sume al Presidente y a Morena, y ciertamente no habría que descartar que no concluya su gestión y que en su lugar llegue un gobernador interino que amaine un poco las consecuencias políticas electorales que su cuestionada permanencia provoque rumbo al 2024.
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