Crónica

Yo soy Pasión Kristal

Víctor Ulín*

@victor_ulin

En 40 minutos saldrá al ring. Es el fin de la temporada de este año y protagonizará la función estelar.

Un año de rivalidad con La Diva Salvaje culminará esta noche en la disputa de su cabellera a una sola caída sin límite de tiempo.

El salón amplio del Palacio de los Deportes de Villahermosa ha sido improvisado como vestidor y dividido en dos por una lona blanca de plástico.

Solo en esta ocasión se sienta al fondo del vestidor, aislado de sus compañeros, para que lo observemos. Los luchadores que participan en las funciones habitualmente están juntos, preparados para subir al cuadrilátero a defender su hombría y su fama.

Abre la maleta gris que ha colocado en el suelo y que utiliza en sus viajes por el país. Radica en el Distrito Federal desde hace siete años que se sumó al cartel de la Triple A y emigró de Tabasco al que viene con frecuencia para  organizar luchas a cargo de la empresa que fundó, y a estar con su madre Georgina y sus hermanos Héctor y José.

De una bolsa amarilla de plástico que saca de su equipaje extrae su maquillaje. Maquillarse es uno de los momentos que más disfruta antes de subir al cuadrilátero despojado de su nombre de pila y de su papel de promotor luchístico.

-Disfruto mucho al personaje y lo que soy.

La maleta contiene su segunda piel. La que en 20 minutos cubrirá la primera y visibilizará la que más ama: La pantimedia pintará de café sus piernas largas. Es cómoda. Las rodilleras negras, -con otras de tela blanca sobrepuestas-, lo protegerán de las lesiones.

En otra circunstancia habría escrito que maquilla a su otro yo. Pero esta vez no. Ya no sigue atrapado en la máscara de Némesis 2000 y nadie le regatea el respeto fuera o en el ring. Camina con la mirada al frente entre los aficionados en las gradas o de la gente que en cualquier parte de la ciudad le solicita una  foto y le da la mano.

La base del maquillaje prepara el arribo de un rubor también café que afinará su rostro. Frente, nariz, mejillas, pómulos, barbilla. No queda ni un centímetro sin cubrirse.

-Como que me dibujo nuevamente.

Su mirada se mete en el espejo. El miedo de hacer el ridículo como luchador exótico que lo agobió la primera vez que saltó al cuadrilátero con su nuevo personaje lo superó a las pocas semanas de que comenzó a interpretarse así mismo en el 2004.

Las mujeres le adulan. “Te pintas mejor que nosotras” –  me confía que le dicen en corto.

-¿Te gusta maquillarte?

-Es como un ritual para mí. Trato de cuidarme. Una persona gay siempre busca la perfección.

Aprendió a maquillarse viendo cómo lo hacía un amigo con las quinceañeras y las novias. Al principio no era tan bueno.

-Hoy mi maquillaje es estético.

El espejo son sus otros ojos. Sigue la mirada de las manos largas y del rostro poco expresivo: es serio, pero cuando sonríe lo hace con franqueza. Se inventa ahora unas cejas de color café que nunca le quedan iguales. La diferencia es, sin embargo, imperceptible. La sombra blanca en los parpados anima sus ojos verdes.

-Hay veces que termino las funciones con el maquillaje intacto. No es que sea presumido. Pero busco un maquillaje que aguante. Gasto mucho para estar presentable ante mi público…

La sombra blanca y una negra difuminada son una sola en los párpados. El delineador negro las concilia y el rímel solo agrega el protagonismo necesario a los ojos. Es en sus ojos donde almacena la sensibilidad y donde también se refugia.

-¿Ya viste la profundidad que le da el negro a los ojos en los párpados? Ahora van los labios.

Sus labios los forra de un glosse rojo brillante. Se los lame hacia dentro para expandir el brillo.

El rubor café descubrirá las mejillas. El cabello corto entintado de rubio encaja con el resto de la cara. El contraste produce un rostro femenino. Pasión Kristal abandona la sombra de este vestidor y nace otra vez. Ha vestido su segunda piel.  Solo falta que se ponga las botas blancas de cierre. Le ajustan más. Es para que le aprieten y lo protejan de cualquier lesión en las rodillas.

El traje de baño blanco del que sobresalen dos cruces azules: una en el frente y otra en la espalda, perfilan su cuerpo espigado de 1.80 metros de altura y de 85 kilos de peso. Los ligueros añaden coquetería a  las piernas.  En el cuello porta una cadena con un dije en forma de cruz plateada que  le regaló una amiga conductora de radio un 14 de febrero.  Lo acaricia. Es parte de la fe católica que profesa…

Llega su madre intempestivamente.

-¡Que le rompa su madre a La Diva y libre su cabellera! ¡Se lo ofrezco a la Lupita (La Virgen)!

Pasión Kristal la observa. Le pregunta consentidor: “¿cómo nos fue” en taquilla mami?

-¿Quieres qué te diga cómo nos fue?

Se acerca al hijo y le dice al oído cómo les fue. Quedan pocas localidades de las mil 300 en El Palacio de los Deportes y de las 300 de las lunetas restan otras pocas.

Pasión Kristal está lista para subir al ring.

(2)

Durante 12 años Juan Gabriel Zentella Damián (9 de enero de 1976) vivió atrapado en una máscara de tela.  Entonces se llamaba Némesis 2000 y tenía 18 años de edad.

Justo en la mañana le entregaron una réplica de la máscara (ojos siluetados y alados negros plastificados; sin abertura de boca y una melena simulada) de la que no conservaba ninguna.

-Hoy que me la puse, no me vas a creer, pero se me vinieron a la mente muchos sentimientos encontrados. Porque es una máscara que a mí me dio muchas satisfacciones.

Los recuerdos  se amotinaron en sus labios. Sonríe y vuelve a colocarse la máscara durante una parte de la entrevista que concede en la casa de su madre en la que suele quedarse en sus visitas frecuentes para supervisar las funciones que organiza su empresa Luchas Libres y Espectáculos del Sureste (LLES) que fundó en el 2012.

En el 2006 lesionó a propósito a Némesis 2000 ante la opinión pública y sus seguidores y parió oficialmente al personaje que lo rescató de su cautiverio en Villahermosa, Tabasco, y un año después lo lanzó a la fama en la Triple A: Pasión Kristal.

-¡Ese día fui yo!

Su madre, sin proponérselo, ayudó a que Gabriel encontrara en la lucha libre lo que no habría de hallar en otra parte, ni en los ocho años de profesor enseñando a niños: a él mismo.

Un sábado lo sentó en el sillón de la sala de la casa y lo obligó a ver la transmisión televisiva de la lucha libre. Solo así logró que el hijo mayor compartiera la afición por este deporte.

Gabriel fue atraído por la vestimenta negra y el maquillaje del Vampiro Canadiense, un tanto rockero.

-Los sábados ya no me perdía las luchas.

Un día, camino a la escuela,  vio en un cartel el anuncio de una función de lucha libre en la que destacaba Atlantis (en la pared de la casa de su madre hay una fotografía en la que aparece con él compartiendo ya crédito como luchad

Le comentó a su madre el interés de asistir a la función en el viejo Cine Tabasco y ambos fueron.

Ese día, entre la expectación y los gritos de los aficionados, el destino lo encontró: sería luchador.

-El vivirlo en persona me llamó mucho la atención.

Recordó que el novio de su prima Blanca, Yin Kata, era luchador, y le preguntó si había un lugar para practicar y si podía entrenarlo. La prima le respondió que sí y lo recomendó.

Una semana después, a días de cumplir los 18 años de edad, empezó a entrenarse con Yin Kata en el gimnasio de Torbellino, otro luchador y promotor local.

A siete meses de iniciar sus prácticas presentó el examen para acreditarse como luchador profesional, y lo aprobó, solo con la recomendación de prepararse otros dos meses bajo la tutela de Torbellino. El Príncipe, El Cádaver I y El Gran Danés avalaron sus conocimientos.

-Con siete meses de entrenamiento me mandaron al ruedo. Lo verdaderamente esencial se aprende luchando.

Su debut ocurrió en 1994 en el Parque La Choca, en la feria anual, en una exhibición gratuita. Ha sido  la peor pelea que ha ofrecido en los casi 21 años de luchador profesional.

Nunca se libró de los nervios y desde que subió al cuadrilátero recibió golpes de los rivales. Parecía un costal de papas. Perdió. El pago fue una torta y un refresco.

La crítica más severa de su desempeño vino de la madre, una aficionada para quien la lucha libre, -y el boxeo-, es cosa seria: “tú no sirves para esto, mejor dedícate a otra cosa”.

Decidió retirarse prematuramente de su carrera luchística y dedicarse por entero a su trabajo como profesor de educación especial.  Pero los amigos lo animaron  y regresó.

En sus primeros ocho años como luchador profesional, su vida transcurrió entre el salón de clases por la mañana y el gimnasio por las tardes y noches, de lunes a viernes. Primero con el nombre de Némesis 2000 y luego como Orquídea Selem y finalmente Pasión Kristal.

En los inicios, los fines de semana los aficionados que lo vitoreaban en las funciones de lucha en  Villahermosa y estados vecinos lo conocieron solo como Némesis 2000.

Eligió cubrirse con máscara el rostro para no arriesgar el trabajo ni la reputación magisterial.

Le preocupaba que la gente no entendiera el triple rol de su vida: profesor, luchador y gay.

-Mi condición siempre ha sido de una persona gay. Pero tenía yo que ser luchador normal, hombre. Empecé a pensar y diseñar una máscara a través de la revisión de revistas y de cómics. Vi el nombre de Némesis 2000 y me gustó. Me quedé con él.

Destacar en Tabasco fue difícil. En las luchas locales no pasó de las preliminares. Las estelares la encabezaron permanentemente Torbellino, Los hermanos Cadáveres, Birman…

-Me costó mucho levantar al personaje. Como dicen: sangre, sudor y lágrimas.

El reconocimiento lo halló en otra parte, con otros promotores que potenciaron sus capacidades. En Ciudad del Carmen,  Campeche, le llegó la oportunidad que tanto esperó: alternar con luchadores de prestigio nacional, de la Triple “A” y del Consejo Mundial de Lucha Libre: Los Villanos IV y V; Octagón, Cibernético, La Parca…

La invitación para compartir cártel con luchadores nacionales en Villahermosa tardó en presentarse.

-Como vieron que ya alternaba con gente de México, me dieron la oportunidad en Villahermosa…

El día que sus compañeros promotores cedieron a sus prejuicios combatió a lado de Mil Máscaras y Villano III para enfrentar a Canek, Cien Caras y un luchador local.

-Es una de las más grandes satisfacciones que he tenido en mi carrera. Porque no cualquiera puede decir que alternó con Mil Máscaras. Anteriormente, los luchadores de arriba no permitían que los de abajo destacaran en las funciones estelares.

Némesis 2000 creció y se consolidó. Disputó y quitó la máscara a luchadores nacionales como Payaso Combo Platino y las cabelleras a Kiss y a los hermanos Skeletor, entre otros.

-Empezaron a venir luchas de apuestas. Cabelleras, máscaras…

Era reconocido como el mejor luchador técnico y del Sureste. Triunfaba como luchador “normal”, pero continuaba atrapado en la máscara.

-No era yo. Me sentía encerrado. Me decía a mí mismo: definitivamente nunca voy a ser yo.

(3)

Sucedió el día que uno nunca espera. Pimpinela había perdido el vuelo de avión y no pudo llegar a la función triple A, programada en La Arena Campeche, y necesitaban un suplente con características exóticas para integrar la tripleta junto con Polvo de Estrella y Mayflawer.

Gabriel concluyó su participación y se había quitado la máscara de Némesis 2000. Platicaba con sus compañeros en el vestidor cuando el promotor lo interrumpió para pedirle que supliera a Pimpinela. Dudó por temor al ridículo y al desafío que representaba ocupar el lugar de una estrella Triple A, pero en el fondo deseaba luchar sin la máscara. Ser él. Seguir los pasos de Gatúbela, la luchadora exótica más popular de Villahermosa y algún día, en el plano nacional, ser tan famosa como Pimpinela.

El concepto de los exóticos siempre ha existido, pero Gatúbela fue el primero en Tabasco. Yo incluso le aconsejaba: ponte esto, cuélgate esto; porque llevar ese papel era difícil.

Ahora Gabriel debía decidirse por la oportunidad que nunca pidió y que tampoco esperaba. Y la tomó. Subió al ring con un nombre distinto y efímero que no le agradó mucho: Orquídea Selem, elegido por la misma Gatúbela que participaba en la función de esa noche.

Por primera vez sentí que era yo. Disfruté tanto mi trabajo que Pimpinela pasó desapercibida, siendo un luchador de televisión y yo uno local. La gente ni notó su ausencia.

Polvo de Estrella atestiguó el talento de su improvisado compañero exótico y atinó a decirle –recuerda Gabriel – que “estaba desperdiciado” como luchador heterosexual.

Carlos Baeza, promotor de la empresa Proullet, vio en Gabriel y su nuevo personaje un negocio, “porque ese señor solo veía dinero”. Le propuso que en Tabasco continuara llamándose Némesis 2000 y en las ciudades aledañas Orquídea Selem.

Gabriel aprobó la sugerencia. El nombre de Orquídea Selem, sin embargo, seguía sin convencerlo.

En una reunión con los compañeros, expresó su deseo de cambiar de nombre y esta vez a La Gatúbela se le ocurrió el de Pasión Kristal. Lo sometieron a votación y decidieron que el de Pasión Kristal sonaba mejor y era mucho más práctico de pronunciar.

-Ya empecé a luchar como Pasión Kristal, y así comenzaron a ponerme en los carteles.

En el 2004, Pasión Kristal enfrentó el dilema que más había aplazado: presentarse en Villahermosa tras un recorrido exitoso por las ciudades vecinas. Ser profeta en la tierra en la que nació. El promotor, Carlos Baeza, le planteó la necesidad de capitalizar su fama de luchador exótico en la plaza local, despojado de la de Némesis 2000.

Que me vieran los papas de los niños a los que les daba clases, para mí era difícil. Tú sabes que hay muchos prejuicios de la gente y nunca pensarán que esto es un trabajo, sino que van a decir: pinche joto que le da clase a mis hijos, pura jotería les enseñará.

En Junio del 2004, Pasión Kristal debutó en el Palacio de los Deportes de Villahermosa contra la Secta Satánica (Escoria, Espíritu y Oz) y arbitró “El Tirantes”.

-Fue tanta la publicidad que me dieron, que la gente ya me esperaba. El Palacio de los Deportes estaba a reventar.

Los nervios que sintió fueron similares a los de su primera lucha como profesional o como los de esta noche que defenderá, aquí mismo, su cabellera contra La Diva Salvaje.

-Siempre me pongo nervioso, como si fuera la primera vez.

Pensó también en las implicaciones que su presentación como luchador exótico tendría en su labor docente, si es que alguien alcanzaba a reconocerlo desde las gradas, porque su cabello, aun negro, estaba alborotado, y con el maquillaje parecía otro.

Al final de la contienda Pasión Kristal había logrado emular en respaldo a la Gatúbela.

En dos meses, su nombre fue uno de los más conocidos en los estados del Sureste.

En el 2007, Víctor Ramírez, director de Programación de la Triple “A”, lo observó en una de esas presentaciones y lo invitó a integrarse a la empresa. Pasión Kristal titubeó al principio. Aceptó a medias: intentó combinar la docencia, de lunes a viernes, y los fines de semana viajar a los estados donde le programaban sus luchas. La primera vez ocurrió en Puerto Vallarta…y no paró de dar funciones en el país.

Pudo mantenerse con esta dinámica dos años que le autorizaron ausentarse sin goce de sueldo de la plaza de profesor. En el tercer año que buscó la renovación del permiso escolar los directivos que lo apoyaron le advirtieron que la situación era insostenible: regresaba o renunciaba. Optó por ser luchador de tiempo completo en la triple “A” y también promotor de su empresa  “Lucha Libre y Espectáculos del Sureste”, desde donde apoya a los nuevos talentos locales y les da un trato justo, el que no tuvo de los compañeros de la empresa Proullet en sus inicios.

LLES nació fortuitamente. En el 2012, Torbellino le comentó que no podían pagar la renta ni la luz del gimnasio en el que había sido entrenado. Gabriel, ya miembro de la triple A y reconocido, le propuso organizar una lucha en el parque Infonavit. El espacio fue insuficiente para albergar a los cientos de aficionados que pagaron 30 pesos por entrada.

Las deudas se pagaron, pero Gabriel, animado por sus compañeros, continúo organizando presentaciones con luchadores de la Triple “A” y locales, pagando lo justo y tratándolos dignamente. Esa decisión le costó el enfrentamiento con Torbellino que, junto con los hermanos Cadáveres, de la empresa Proullet, explotaban a los luchadores.

Gabriel permite que los luchadores nacionales alternen en sus funciones con los locales, que no sean marginados como le ocurrió a él durante casi una década, cuando aún no era miembro de la Triple “A” y tuvo que hacerse de una fama en otras ciudades.

Siete años de luchador en la Triple “A” lo consolidaron como Pasión Kristal, cuyo nombre, paradójicamente,  dejó de ser suyo desde que firmó su primer contrato de exclusividad y cedió los derechos.

Eso es lo de menos para Gabriel si se trataba de ser quien es en el cuadrilátero y debajo de él.

Su fama se ha multiplicado. Salir en televisión y andar en las plazas por toda la república mexicana es otra cosa. Otro mundo. Su  mundo. Lo comprueba a donde se para. Y más al recorrer los pasillos del Palacio de los Deportes supervisando la producción de la función que organiza (la colocación de los puestos, el ring; las luces; la atención de los luchadores; de los medios de comunicación) y los hombres, mujeres y niños lo paran para saludarlo, pedirle una foto y desearle suerte.

Gabriel mantiene la fama en la lona. Es el mismo que viste de short, playeras triple A; sandalias y gorra, que el que aparece en la televisión o el que en unos minutos más irá a cambiarse, calentar y esperar a que su público lo vea impecablemente vestido y maquillado.

(4)

La homofobia es la rival más feroz que ha enfrentado. La padeció en la adolescencia y el acoso se prolongó a los días de entrenamiento  en el gimnasio y en el rign como luchador profesional.

-A mí no me hablaban por Gabriel. A mí me decían: ¡oye tú, puto, ven para acá! Pero me defendía.

La madre de Gabriel se enteró de las preferencias de su hijo porque alguien le reveló la verdad. Pero en realidad doña Georgina lo supo todo el tiempo. Solo que en esa época era un estigma muy pesado para aceptarlo en una sociedad implacable.

-Al principio sí se siente. Me daba pena. Me fui acostumbrando poco a poco. Lo acepté. Estoy orgulloso de mi hijo.

Gabriel por eso titubeó en confesárselo. “Uno siempre tiene el temor de cómo lo van a tomar o que te van a decir los padres y yo escuchaba que a mi mamá no le caían bien esas personas”.  El amor de doña Georgina superó la fobia de sus amistades. Ofreció a su hijo la comprensión y el apoyo incondicional como luchador profesional y posteriormente siendo su brazo derecho en la empresa de lucha (LLES). Ella pega los carteles y es la que vende los boletos en la taquilla del Palacio de los Deportes.

-El día que mi madre lo supo y me aceptó, me quité una losa de encima. Me sentí liberado y esas frustraciones que tenía desaparecieron.

Es la misma sensación que experimentó aquélla ocasión que sustituyó a Pimpinela. Sin la máscara de Némesis 2000 se sintió él por vez primera. Había salido del clóset en un ring.

Lo peor lo vivió al comienzo de su carrera. Los compañeros del gimnasio donde comenzó sus pininos notaron algo diferente en Gabriel y lo provocaron con ofensas.

-Yo batallé mucho contra la homofobia de mis compañeros. ¡Pinche puto, no sirves para nada!, me decían.

Ni como luchador profesional lo respetaban.

-Oye, tú, puto, ven para acá, me llamaban, y cuando quise ponerme al brinco me  dijeron  que yo no era nadie.

La homofobia  los rivales o parejas de lucha la patentizaban con puñetazos y patadas. En más de una ocasión los compañeros de bando lo traicionaron y con los rivales lo agredían salvajemente. Bajaba del ring molido literalmente a golpes y desgarrado de la vestimenta.

-¿Cómo te dabas cuenta de que no eran golpes profesionales?

Tú sientes cuando es un golpe de lucha y cuando es uno que te quieren dar en la madre. Yo bajaba sangrado (del cuadrilátero); me desgarraban los equipos (el traje de baño). Me hicieron tantas cosas. Me humillaron mucho. Siempre me discriminaron.

Doña Georgina muchas veces atestiguó como los rivales de su hijo faltaban a la palabra y ya en el ring lo golpeaban sin piedad y muchas veces le quitaban la vestimenta.

La máscara de Némesis 2000 no alcanzaba a despistar a sus compañeros de profesión que sabían de la condición gay de Gabriel y menos en sus personajes de Orquídea Selem y de Pasión Kristal: imposible ocultar lo que el maquillaje evidenciaba.

Nadie doblegó la voluntad de Gabriel. Los golpes, al contrario, lo motivaron a continuar.

Había logrado finalmente salir airoso de su principal lucha: asumirse gay sin la máscara de Némesis 2000 en el cuadrilátero en sus dos momentos: como Orquídea Selem y Pasión Kristal.

Nada comparado con lo que le representaba ser uno mismo, sin estar atrapado en una máscara.

-En el ring era quien era yo. Ya no tenía que fingir. Mi personalidad era mía. No falsa o ajena.

Vivió las etapas difíciles de luchador exótico arropados por sus amigos. Le aconsejaban que “no me hiciera chiquito por ser gay,  y hoy son un ejemplo para todos ellos”.

La lucha que ha mantenido contra la  homofobia en el ring la trasladó a los espacios públicos. Es un activista social que defiende los derechos de los homosexuales y lesbianas. Ha participado en marchas y eventos lésbico gay en la Ciudad de México.

Llama “idiotas” – “porque no se les pude llamar de otra manera”- a los que aún siguen tratando con desprecio y discriminación a los que tienen preferencias sexuales distintas.

La gente respetó más a Gabriel a partir de que decidió convertirse en luchador.  Doña Georgina, la madre, es más clara: “Como luchador todos (los que lo rechazaban) lo aceptaron”. Incluso asegura que a Gabriel “le ha ido mucho mejor como luchador exótico”.

Gabriel admite que ser el primer luchador exótico tabasqueño ha sido difícil, mucho más al tener que sufrir el rechazo por su condición homosexual en un deporte de “hombres”.

-Llegar a ser destacado y respetado por la gente no ha sido fácil. Me ha costado mucho.

El costo se reduce a nada cuando sale al cuadrilátero y escucha la ovación  de los asistentes. Y más sin la máscara que lo mantuvo cautivo y clandestino durante 12 años.

Me gusta mi personalidad. El pueblo me reconoce.  Están orgullosos de que ponga en alto el nombre de Tabasco.

Es el pueblo que esta noche, 14 de diciembre, vino a verla defender su cabellera.

(5)

Sobre su frente y cara resbalan hilos gruesos de sangre. Los ojos desorbitados presagian una derrota que ni él espera.

Las manos amarradas a las cuerdas sostienen el cuerpo tambaleante mientras el público lo observa.

En ambos costados de las gradas del Palacio de Los Deportes, los asistentes se han puesto de pie. También abajo, en las lunetas, en el centro del ring.  Los más sorprendidos son los niños y adultos, hombres y mujeres que dejan de comer el esquite, el hotdog o de echarse el trago de cerveza para darse más valor y gritar a todo pulmón.

Pasión Kristal ha sido golpeado severamente por La Diva Salvaje, Forajido y Mamba.

La Diva Salvaje se le adelantó. Lo acechaba. Había subido primero al cuadrilátero  y los aficionados lo abuchearon. En la sexta función esperaban la entrada del favorito de la noche: las luces del coloso fueron apagadas y encendidas las multicolores de neón que resaltaron la figura espigada, azul y blanco de Pasión Kristal.

Ni lo dejó saludar a la afición La Diva Salvaje. Le agarró de los pelos y lo azotó contra el cuadrilátero a donde lo recibieron con golpes y patadas la exótica Mamba y Forajido.

Crispín, el réferi, se sumó a la agresión y sin miramientos le  dio de puntapiés y tira de los pelos. “Nosotros también somos parte del espectáculo”, dijo, entre sonriente y serio en los pasillos.

El día del debut profesional de Pasión Kristal ocurrió lo mismo: estuvo bloqueado, sin responder a los rivales durante las tres caídas que duró la función. El nerviosismo lo acompaña como un amuleto que invierte su buena suerte ya en el cuadrilátero. Pero esta vez sigue la lógica de la derrota que se ha puesto de lado de los rudos.

Pasión Cristal continúa sobre la lona por el ataque inmisericorde de su ruda adversaria que presume a los asistentes ser la mejor. La preocupación de su madre, doña Georgina, es esa: que platican una cosa y ocurre otra en el cuadrilátero. Sufre mucho. Como aquella vez que le desgarraron la vestimenta y casi lo desnudan.

-¡Pasión…! ¡Pasión!… ¡Pasión!…

Los movimientos torpes por la golpiza que le propina La Diva Salvaje distan mucho de la destreza y capacidad técnica que posee. Los promotores, de hecho, consideran a Pasión Kristal un luchador completo. De otra manera seguiría dando funciones en plazas locales, regionales o de menos fama, sin ser visto en la Televisión en la que debutó, acompañado de Pimpinela y Casandro, -siendo parte de la Triple A-, el 12 abril del 2007, en el gimnasio Agustín Millán de Toluca, Estado de México.

“Siempre ha sido una persona tranquila, sin problemas”, – asegura su madre- . A los insultos de los compañeros en la escuela o en el gimnasio nunca respondió violentamente. Lo hizo en su oportunidad sobre el ring, con reglas y un réferi de por medio, con excepción de aquélla vez que en una grabación para el Programa Hoy de Televisa se agarró a golpes con su entonces rival Pimpinela, la actual madrina, en el desenlace de una rivalidad extra profesional que ninguno de los dos pudo contener.

Los golpes que recibe de La Diva Salvaje son rasguños comparado con el que la vida le asestó el día que su padre los abandonó y la madre se quedó solo con ellos; o de los ataques de los compañeros que condenaban su homosexualidad o de los vecinos intolerantes que fueron a decirle a su madre que “eraa una mujeeer”.

Pocos notan la presencia de un luchador que porta la máscara de Némesis 2000 y que se incorpora al equipo de asistentes de Pasión Kristal. Lo ayudará a levantarse varias veces y caminará a su lado al concluir esta función cerca de la medianoche.

Pimpinela le pide a la gente que le den ánimos a Pasión Kristal para que se levante y emule su tercera lucha profesional en la carrera de 21 años: aquélla vez, con los dedos fracturados y el cuerpo herido, después de resbalarse de la tercera cuerda y caer al piso en un vuelo frustrado durante una función en Campeche, recuperó la fuerza para llegar al hotel. Tardó cinco meses en recuperación. Una  protuberancia en la parte superior de su mano derecha es la secuela de la lesión más grave que ha sufrido.

-¡Sí se puede…Sí se puede…!

La sangre se acumula y estanca en la cara de Pasión Kristal. Los aficionados continúan de pie, muy pocos se mantienen sentados.

-¡O se callan o me voy!- amaga La Diva Salvaje que insiste en su ironía-: ¡Así me gustan, calladitos!

-¡Puto! –lo insultan.

Incontenible, La Diva Salvaje avienta unas patadas voladoras sobre Pasión Kristal que lo evade.  Al público se le abren los ojos y con los gritos vuelven a la fe y a la esperanza depositada en  su ídolo que  ha soportado estoico el castigo de La Diva Salvaje, de Mamba, El Forajido y de otros sietes rudos que invadieron el ring ilegalmente para golpearlo. Otros cincos irrumpieron también pero para defenderlo.

La suerte cambia de bando: Pasión Kristal agarra esta vez de los cabellos al rival y lo tunde a golpes. Lo baja del cuadrilátero, le da unos cuantos sillazos y lo arrastra por el pasillo superior izquierdo y después del derecho de las gradas. Hace una pausa y en la nevera (de La Corona) choca varias veces la cabeza de La Diva Salvaje que bajará sangrante y que tambaleante intenta huir del agresor bajo la mirada curiosa y violenta de los espectadores que lo rodean para verlo sangrar y quejarse.

En el ring Pasión Kristal la castiga. Uno. Dos…y La Diva Salvaje se quita de un empujón la humanidad de su adversaria y evita ser vencida. Mamba y Forajido siguen metiéndose sin que Crispín, el réferi, lo impida. El Comisionado de la Lucha Libre de Tabasco se los advierte: una más y entrará otro réferi  a continuar con la función.

Para las once treinta y cinco de la noche los aficionados hierven de coraje y de impotencia. Algunos contienen las ganas de intervenir y solo se conforman con gritar.

-¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!…

Pasión Kristal, recuperado, hace una seña de cuchillo filoso con su dedo en el cuello preguntándoles a los seguidores si somete a la rival. Se sube a la tercera cuerda para volar y caerle encima a la Diva Salvaje, pero se quita y cae en seco. De nuevo en la lona.

La Diva Salvaje toma una guitarra negra que alguien le pasa. Aprovecha el atolondramiento y la estrella en la cabeza de Pasión Kristal que se desvanece. Mientras La Diva Salvaje deja caer su humanidad en la del adversario que yace en la lona sin alcanzar a reaccionar. El Forajido cuenta hasta tres simulándose réferi.

Crispín sigue tirado abajo del cuadrilátero, noqueado por un lance errado de La Diva Salvaje.

Pasión Kristal anula el castigo de La Diva Salvaje que ahora luce tambaleante y torpe. Vuelve a subirse a la tercera cuerda y La Diva Salvaje, sangrando, va al encuentro.

Pasión Kristal se lanza y sus piernas, atinadas, se enroscan en el cuello de La Diva Salvaje. La llave, una urracana, la somete. Un réferi que ya no es Crispín entra y se tira sobre la lona para contar tres segundos de la única caída que dura el combate.

La Diva Salvaje queda tendida en la lona.

Todos los vacíos se llenan de los gritos de los aficionados.

-¡Kristal!… ¡Kristal!… ¡Sí se pudo!… ¡Sí se pudo!

Hincado, cabizbajo, La Diva Salvaje asimila su derrota y reconoce la superioridad de su rival.

-Te reconozco que eres un gran luchador.

El reconocimiento trasciende el ring y el pasado de Pasión Kristal. Es más que una frase a modo para que el público reconozca el valor del perdedor que lamenta su derrota.

De rodillas, La Diva Salvaje pone su cabeza en posición de rape. Se siente orgulloso- dice- de que sea la madre de Pasión Kristal, “a la que tanto quiero”, la que le corte la cabellera.

El alarido de la afición es uno en el primer tijeretazo y los mechones de pelo van cayendo.

Pasión Kristal los acumula y toma de la mano a su madre para ofrecerlo a sus seguidores que le aplauden de pie desde sus lugares. Podrá tener muchas parejas, pero la que integra con su madre ha sido la mejor y la más exitosa. Lo secundó para que fuera un profesional de la educación, un luchador ejemplar y un hijo del que se siente orgullosa.

-Este triunfo se lo dedico a todos ustedes. A mi madre y sobre todo a Dios que hace posible que yo esté presente aquí – conmovido, agradece Pasión Kristal a los seguidores.

Acompañado de su madre  abandona el cuadrilátero. Los aficionados lo cercan. Lo felicitan.

Esta vez el maquillaje le quedó deshecho, sin sombras en los párpados. Es irrelevante. Las sombras y las apariencias las desvistió el día que aquí, en este Palacio de los Deportes, se liberó a tres caídas sin límites de tiempo de la Máscara de Némesis 2000 para mudarse permanentemente al cuerpo de Pasión Kristal. Al suyo.

Este texto se publicó inicialmente en el portal Aguila o Sol y en Lado B. Y posteriormente en el libro Gastar la Suela.

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