Crónica

Danna, hija…

Rocío Villalobos/

—¿Sabes qué se me vino a la mente?
No respondo verbalmente, lo miro con curiosidad a pesar de sentir mi mente a mil kilómetros de distancia de mí. Estoy en blanco.— se me vino a la mente la canción «el regalo más grande», no sé por qué. —sonríe y le sonrío de vuelta.
Nos despedimos con un beso, abro la puerta de la camioneta, enciendo el motor y lo pongo en marcha.
El regalo más grande.
Suspiro.
La letra de la canción viene en automático a mi cabeza. Comienzo a cantarla en susurros y entre las lágrimas.
Supe, entonces, que no volvería a estar sola jamás.
Toqué mi vientre, dentro de mí, aferrándose a la vida, había el regalo más grande que Dios me pudo haber dado.

•••
¿Habrá algún momento que supere cuando escuchas el llanto de tu hijo al nacer? Tu piel se eriza, el corazón se te hincha de amor, es increíble el inmenso amor que sientes por una persona que no conoces por sólo el hecho de haberla llevado en tu vientre.
¿Pero cuando la miras tan pequeña e indefensa y tan tuya?
Es indescriptible.

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Danna:
Hace un año, la noche anterior a la fecha de tu nacimiento, me sentía tan nerviosa y  melancólica. Desde el primer día que supe que estabas aquí, conmigo, te volviste mi compañera de vida. Fueron 9 meses que te llevé dentro de mí y compartíamos todo momento. El hambre, la tristeza, el enojo, la incertidumbre, el amor…
Por ello, cuando llegó el penúltimo día de mi embarazo, me sentía demasiado triste por tener que compartir aquello que tú y yo teníamos, con los demás. Quería tenerte siempre, siempre dentro de mí, porque a pesar de que no podía verte, ni hablar contigo, para mí, sentir tus pataditas y moverte era todo lo que necesitaba.
Pero me equivoqué.
Nada se compara con el momento en que te tuve en mis brazos por primera vez.
Nada se compara con tus sonrisas en las mañanas espiándome desde la cuna. O los besos que me das mientras ríes traviesa. Y los 365 días que te he visto crecer, mientras me debato entre agradecerle a Dios porque cada día estás bien, sana y feliz, y querer parar el tiempo y retenerte así, pequeña y toda mía por el resto de mi vida.
Me gustaría que ya no crecieras más, que nadie te haga daño, que te mantengas siempre así. Como mi bebé.
Pero sé que es imposible.
Justamente hoy, estás cumpliendo año de vida y ha sido el año más hermoso y pleno que he vivido.
Gracias Dios, por permitirme vivir y guardar en mi corazón cada risa, llanto, abrazo, beso.
Gracias, Danna Georgina, por llegar a mi vida y demostrarme lo que es el amor verdadero, puro y sincero.
Gracias por este año a tu lado.
Te amo…

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