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«Si vieras que rápido pasa la vida»

Columna Pórtico/

Román Ramírez Carrillo/
El INEGI nos señala que en Jalisco, más del 9 por ciento de la población es de adultos mayores, es decir, alrededor de 800 mil personas son mayores de 60 años.
Cuando tu pasado tiene ya irrelevancia, y tienes invisibilidad ante los otros, y ante el mundo, significa que estás anciano. Envejecer es una lenta y lastimosa pérdida de humanidad. Falta la memoria, piel arrugada, falla de vista, incapacidad de movimiento, falta de apetito, y lentísimos pasos. Para muchos, ser anciano es tener el futuro muerto. En estos tiempos de la globalización, los ancianos son un estorbo.
Pero el anciano no es un extraterrestre. El anciano somos nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente, aunque no pensemos en ello.
Según las autoridades gubernamentales, cada mes se registra el abandono de uno o dos adultos mayores en los centros de salud; son personas con nombre y apellido, que tienen pocas oportunidades de empleo, y muchos de ellos son maltratados por sus familiares.
Platón en sus Diálogos, establece que «la madurez comienza a los 60 años». Un gran número de artistas, pintores, inventores, empresarios o deportistas que aparecerán en estas líneas empezaron a destacar en sus carreras a edades más bien maduras o tardías.
Don Miguel Hidalgo, por ejemplo, inicia la lucha por la independencia a sus 58 bien vividos años. El Nobel, José Saramago, se conoció como escritor a los 60 años tras un intento a los 25, siendo su primera novela: Tierra de pecado, que se publicó en 1947 pero no tuvo éxito.

Los siguientes veinte años no se dedicó a la literatura, porque él decía que sencillamente no tenía algo que decir y “cuando no se tiene algo que decir lo mejor es callar”. En 1982 con Memorial del Convento, empieza su consagración como escritor. La Academia Sueca le concedió el galardón a los 76 años, 16 años después de iniciar su obra literaria.
Compay Segundo, conoció el éxito a los 90 años. Este músico cubano triunfó tras la grabación de un documental que lo llevó al reconocimiento mundial y a sus múltiples giras. El Cubismo de Pablo Picasso, tuvo pleno reconocimiento cuando él tenía 65 años, a mediados de los años 40, después de la Segunda Guerra Mundial.
Morgan Freeman, obtuvo su primera nominación al óscar a los 50 años, en 1987, y lo ganó a los 61 años, en 2004. Miguel de Cervantes publica la primera parte del Quijote de la Mancha, a los 58 años.
El Papa Francisco señala que los ancianos son una riqueza, y que no se pueden ignorar, “porque esta civilización seguirá adelante sólo si sabe respetar su sensatez y su sabiduría”
Sin exagerar, podemos entender que cada vez que una persona mayor se muere sin transmitir sus conocimientos, es como si se quemara una biblioteca, así que tenemos que evitar que se quemen. Una solución es el envejecimiento activo.

El adulto mayor tiene experiencias y vivencias que aportar a las nuevas generaciones. Las universidades pueden ser parte de la solución con programas de estudio participativos.
Los ancianos ven el mar, el cielo y las montañas con detenimiento, e imaginamos que piensan en los pendientes dejados, en Dios, en la trascendencia, en sus errores, en sus equivocaciones, y en el pasado que los hace vivir y soñar. Mi padre decía que la vida dura lo que el fuego de un cerillo.
Hace falta en nuestra sociedad una cultura de inclusión y respeto de las personas adultas mayores; abrir espacios para el intercambio generacional. Garantía de sus derechos humanos; y sobre todo, hace falta que estén presentes los ancianos en la agenda pública del Estado de Jalisco con políticas, programas y presupuesto para su atención.
oceanoazul@live.com.mx

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