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El adolescente que nos hizo despertar

Columna Pórtico/

Román Ramírez Carrilo/

El caso Monterrey, de Federico Guevara, el adolescente que balaceó a sus compañeros y a su maestra de Secundaria, inquietantemente, no es nuevo ni único. En Guadalajara se tiene el caso de la Banda del Pañal, que fueron menores de entre 6 y 12 años de edad que atacaban tiendas, centros comerciales y a transeúntes a punta de pistola, llegaron herir a personas y todavía este tipo de pandillas siguen vigentes.

Recordemos también al Ponchis, el niño de 13 años que era  sicario; o las adolescentes de 14 y 16 años que trabajaban con una banda de narcotraficantes de Guerrero.

La verdad es que la violencia permea sin género, sin condición social, y es un factor que se está invisibilizando. Federico Guevara fue diagnosticado con un trastorno de personalidad y con depresión, los especialistas aseguran que este hecho fue un claro ejemplo de alejamiento fraterno y afectivo de supervisión, porque siendo menor tenía acceso a las Redes Sociales sin la supervisión de un adulto.

Las redes sociales están modelando una nueva sociedad, para el investigador Fabián Acosta Rico, la nueva generación, los llamados millennials desprecian la cultura, las creencias y valores de sus progenitores. Y añade: “el común de los nacidos de los 90 hacía acá  manifiestan una clara y acendrada dependencia de la tecnología; su temprana (7 años) e intensa exposición a los gadgets o accesorios electrónicos (entiéndase smartphones, tablets, consolas de video juegos…) les ha ido creando una especie de adicción al video y al juego: son, antropológicamente hablando: homo ludens  y homo videns

En otras palabras, en nuestros niños y adolescentes  hay ya un hábito o necesidad de estar consumiendo contenidos de YouTube y de cazar pokemones o de ir  avanzando de nivel en video-juegos como Halo o God War. Nacieron con un pie en el mundo tangible y otro en el virtual. Podemos advertir, que son más que ciudadanos del Mundo,  son súbditos del Internet y orgullosos nativo-digitales.

A los psicólogos les preocupa que a estos niños y jóvenes sus padres les procuran todas las comodidades que dispensa la vida moderna; el precio a pagar, la factura es el descuido y abandono en su crianza y educación. El extinto sociólogo Zigmunt Bauman, apunta que las redes sociales le han ayudado, sobre todo a los más jóvenes, a palear o sobrellevar su postmoderna soledad. Legiones de millennials acampan y hacen vida social, virtualmente, en Facebook y en general en el ciber-espacio.

Para el Dr. Acosta Rico, El millennials es el infante ignorado por sus padres y sobre-expuesto a la tecnología, que siente una enorme necesidad de llamar la atención y, como holkianos canaliza su insatisfacción y necesidad de darse identidad molestando y burlándose de los otros (los adultos y su mundo) utilizando mensajes y videos sarcásticos,  bromas pesadas e incluso con incitaciones a la violencia y al ciberbullying.

Para la psicóloga Claudia Angélica Rangel Martínez, una primer actitud de apoyo a los adolescentes, independientemente del parentesco que se tenga, con prudencia y con el permiso correspondiente debemos acercarnos; atrevernos a denunciar sin temor, e insistir “en la necesidad de empoderar a los niños, para que piensen y cuestionen las formas de relacionarse; que haya más supervisión por Internet”. A la Legión Holk se le ha vinculado con el joven de 15 años, Federico, los holkianos lo han reconocido como parte de su ciber-hermandad.

Se debe tener cuidado con las pandillas de Internet donde, igual que en las organizaciones tribales y sectarias, los miembros se ponen retos; algunos simplistas como lanzar una botella y hacer que caiga parada. Los retos pueden ser un instrumento de manipulación de los administradores y líderes de estos grupos y hermandades de Internet. En la insistencia de ser admitidos, permaneces o ganar prestigio; pueden los miembros de estas ciber-sectas estar dispuestos a realizar todo tipo de disparates, inmoralidades e incluso fechorías como llevar un arma a la escuela y accionarla.

 

oceanoazul@live.com.mx

 

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