Notas

Los primeros enojados

Columna Non serviam/

Leopoldo Emmanuel Benítez Arias7

En momentos tensos como los que se viven actualmente, todos debemos evitar los juicios superficiales, las desacreditaciones sin fundamento y el nacionalismo a ultranza. Los ánimos tienen que estar fríos y las decisiones deben ser firmes por parte del Gobierno Mexicano, no es para menos: hace décadas que México no tenía una relación tan áspera con Estados Unidos y el presidente Donald J. Trump se está comportando de forma lamentablemente infantil.

Los mexicanos tenemos derecho de sentir animadversión hacia la escandalosa actitud del Gobierno Estadounidense; pero pensemos por un momento sobre estas cuestiones:

¿Quiénes fueron los primeros en enojarse cuando se falló a favor del Brexit? Me parece que muchísimos británicos pegaron el grito en el cielo.

¿Quiénes son los primeros en enojarse cuando Netanyahu permite asentamientos en la parte de Jerusalén que pertenece a Palestina? Los mismos israelíes son los primeros en enojarse, una enorme cantidad de ellos quiere la paz con los palestinos.

¿Cada vez que Marien le Pen fanfarronea sobre los avances de la extrema derecha en Francia, quiénes se irritan primero? Los franceses, por supuesto, les duele en el corazón por todo lo que representa Francia.

Así las cosas, ¿quiénes fueron los primeros en enojarse con la elección de Trump como presidente? Los estadounidenses, por supuesto —ganó por el Colegio Electoral, no por los ciudadanos. Son los primeros en sentir pena ajena cuando despotrica contra México u otros países, tengámoslo por seguro. Y sobre todo, son los primeros preocupados por su falta de interés en temas como el medio ambiente, el fortalecimiento de la ciencia, el derecho a las mujeres para decidir sobre su cuerpo, la educación y recientemente por las posibles medidas represivas para los medios de difusión y el Internet.

Antes de mandar a la chingada a todos y cada uno de los estadounidenses, como observo que hacen muchos en redes sociales, recordemos que a Trump no lo quieren ni en su casa… o al menos la mayoría.

 

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