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Hillary Clintón no debió ser candidata

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Columna Non Serviam/

Leopoldo Emmanuel Benítes Arias

Circula desde el miércoles 21 de septiembre un video en el que Vicente Fernández se solidariza con la candidata del partido demócrata, Hilary Clinton. El discurso que maneja el señor Fernández va sobre el pueblo latino (no solamente mexicano) apoyando a la presidenciable pues representa la mejor opción para los migrantes y refugiados.

Sin duda le cayó como anillo al dedo a la campaña de la demócrata tener una figura como la de Vicente Fernández de su lado, pues remitiéndonos a los medios de Estados Unidos nos damos cuenta que la candidata en realidad goza de muy poca simpatía por el electorado americano y tiene menos apoyo de la comunidad latina de la que tuvo el presidente Barak Obama en 2012.

A muchos les disgusta su forzada actitud para consolidar una imagen de apertura y amabilidad, cuando es un secreto a voces que la candidata es una tough son of a bitch. El escándalo sobre los secretos de Estado contenidos en su correo personal le ganaron detractores y la suavidad con la que el FBI la investigó, le ganó aún más.

A muchos sectores progresistas no se les olvida que ella estuvo a favor de la guerra en Irak, estuvo a favor de los tratados entre Estados Unidos y Panamá que posteriormente le permitieron a individuos e instituciones crear empresas fantasmas (recordemos los famosos Panama Papers); y su muy reciente (rayando en lo tardío) preocupación por las minorías en Estados Unidos.

Aun así, Hillary Clinton es mejor opción que Donald Trump —sé que es una perogrullada— porque ella es un animal de guerra y Trump es un hombre enfermo de poder. Él no tiene ideología, no comparte necesariamente el sentir de los republicanos y en declaraciones de años anteriores ha expresado simpatía por políticas económicas contrarias a las que propone la extrema derecha en Estados Unidos.

Donald Trump es también un mentiroso, muchas cosas que ha dicho debieron haber ocasionado ya su dimisión como candidato. Por ejemplo, cuando aseguró que Obama era el fundador del Estado Islámico y la “encorvada de Hillary Clinton” —no es broma, así la llamó—, la cofundadora (https://www.youtube.com/watch?v=mCHuZM_9qTk). O cuando dijo que habría un veto para todos los musulmanes que quisieran ingresar a Estados Unidos; después dijo que se le mal interpretó, sólo a algunos, y últimamente ha dicho que jamás declaró prohibir la entrada de musulmanes a su país.

En su texto del día 21 de septiembre, la junta editorial del New York Times aborda el asunto de la declaración de impuestos de Donald Trump. El título del editorial es Mr. Trump’s stupid excuses on taxes (“Las estúpidas excusas del Sr. Trump sobre sus impuestos”). En términos simples, se expone que el Sr. Trump no publica su declaración de impuestos, tal como lo estipula la ley a cualquier candidato, porque:

1. No tiene la fortuna que dice tener o evade al fisco.

2. Se demostraría que en realidad no hace donaciones a la caridad, como afirma hacerlo.

3. Se sabría quiénes son sus socios económicos (tal vez haya nombres incómodos por ahí).

Lo malo es que a mucha white trash esta información parece no importarles y la distancia entre Hillary Clinton y Donald Trump en las encuestas no es tan grande que digamos. Los demócratas deben comerse las uñas de todos sus dedos cada vez que una nueva gráfica revela un empate técnico.

Hubo un sujeto llamado Bernie Sanders que, antes de que el Partido Demócrata se decidiera por Clinton, aventajó a Donald Trump por 24% en una encuesta de Bloomberg. El resultado era Sanders 58% y Trump 34%. En la misma encuesta, Hillary le gana a Trump por 18%. Resultado, Hillary 54% y Trump 36%.

El Partido Demócrata creyó irse por lo seguro con Hillary Clinton, subestimando el hartazgo de los estadounidenses hacia el establishment, siendo Clinton uno de sus mayores representantes.


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