Conapred debería ir a misa los domingos
Columna Non Serviam/
Leopoldo Emmanuel Benítez Arias/
La semana pasada comenzó un linchamiento cuya onda expansiva sigue hasta hoy. La avalancha de odio digital que golpeó a Nicolás Alvarado debido a su artículo de opinión “No me gusta ‘Juanga’ (lo que le viene guango)” dejó ver dos tipos de reacciones: las que fustigaban con argumentos y buen criterio la columna del escritor y las expresiones de rabia sin sentido y doble moral.
Yo leo las columnas de Nicolás Alvarado en Milenio, me parece un sujeto inteligente y aunque no siempre estoy de acuerdo con él, me interesa su opinión. No me molesta lo que escribió de Juan Gabriel ni la frase tan polemizada “me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas”. No comparto su opinión y sí, tal vez fue inoportuno (él mismo lo ha admitido); lo que yo no alcanzo a comprender es este tipo de contradicciones: celebrar y defender desaforadamente a un hombre homosexual y al mismo tiempo echar atrás la iniciativa de ley para el matrimonio igualitario.
Supongo que en nuestra sociedad mexicana, desafortunadamente retrógrada, homófoba y machista, el homosexual puede entretener y enervar a las masas… pero que no se le ocurra pedir los mismos derechos y exigir ser respetado. La educación religiosa que rige gran parte de nuestros sectores nos dicta que no son comportamientos naturales: son aberrantes.
Otra cosa que no comprendo (incluso me preocupa) es que el CONAPRED haya emitido medidas precautorias para Nicolás Alvarado, que no se llevarán a cabo pues ha renunciado a la dirección de TV UNAM. Tales medidas incluían un curso de sensibilización y abstenerse de utilizar lenguaje que pueda ser considerado ofensivo o discriminatorio.
Y es aquí donde todo se va al traste. ¿Han visto los del CONAPRED El Pulso de la República? Se desmayarían al oír a Chumel Torres proferir tantas palabras que podrían considerarse ofensivas y discriminatorias, ¿sabe el CONAPRED que existe el discurso políticamente incorrecto? ¿conocen en el CONAPRED las herramientas de la ironía y el sarcasmo? Quiero pensar que sí. Pero en una de esas si nos descuidamos y soltamos un “¡Marica!” en la calle nos pueden llover latigazos.
No se entiende por qué el CONAPRED invirtió su tiempo en el asunto de Nicolás Alvarado. El columnista no representa peligro alguno para la comunidad LGBT ni hace apología a la discriminación, solo pecó de frívolo. Sin embargo, si el CONAPRED desea erradicar todos aquellos obstáculos que impidan que un individuo goce de sus derechos deberían empezar por los líderes de la iglesia Católica. Como ejemplo una anécdota:
Hace años me encontraba, muy a mi pesar, escuchando el sermón de un sacerdote en la iglesia de la Natividad de María, Cunduacán. El sacerdote platicaba con orgullo su experiencia de haber charlado con un grupo de niños. Uno de los pequeños al final se acercó al él y le preguntó:
—Padre, ¿qué debo hacer para convertirme en un hombre de fe?
El sacerdote respondió:
—En primer lugar, hijo, ¿te gustan las mujeres?
—No, padre —respondió el niño.
Y el sacerdote, con una evidente superioridad moral convencido de haber hecho lo correcto, dijo que le respondió de la siguiente manera:
—¡Pues entonces eres joto y no sirves!
Si de verdad el CONAPRED quiere avanzar en la inclusión social y el derecho a la igualdad debería asistir a una misa dominical para darse una idea por dónde comenzar.
