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El cumpleaños de Hernán

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Columna Guayabera Política/

Guillermo Hübner Díaz/Foto: Universal/

De la fiesta de cumpleaños del delegado de la SEDATU, Hernán Barrueta García, el sábado 16 del presente mes, se ha dicho y escrito mil cosas, incluso mentiras e insensateces y los comentarios cargados de malevolencia –de picara antipatía, dijo alguien-, dan vida a un rosario interminable engarzado en diabólico ocio.

Esto, amable lector, ha ocurrido con alguna variante, año con año; pero ahora con mayor estridencia por la innegable importancia que tuvo la presencia de un invitado especial de la talla de Benito Neme Sastré, director general de CAPUFE, hijo del bien recordado ex gobernador y amigo, José Salvador Neme Castillo, de quien Hernán Barrueta fue su Secretario particular.

Lo menos que se dijo -y escribió-, fue que Benito -compadre del redimido Presidente Peña Nieto-, había sido el verdadero organizador del convite –cerca de 1,500 asistentes cuando la lista de invitados del cumpleañero alanzaba sólo 200-, dizque para registrar el nivel de aceptación de buena parte de la paisanada política -y periodística-, y afinar así y echar a andar, las mejores estrategias para acercarse al 2018 con el mayor número de posibilidades de obtener la candidatura ‘grande’ tricolor.

Lo más, amable lector, y esto salido de boca de personas consideradas serias y expertas en descifrar los juegos y rejuegos de la política, sobre todo de la que se practica en el PRI, que no es sino la de los grandes intereses económicos de grupos oligárquicos muy señalados, fue que el respetuoso y amistoso funcionario federal, ya tiene ‘arreglado’ todo para, llegado el año 18 del tercer milenio, arribar, cuando menos, al Congreso de la Unión, bien como Diputado federal, bien como Senador de la república.

Y esto, le provoca, por decir lo poco, hormigueo en la panza a muchos inescrupulosos cazadores de fortuna, tanto que no tardó mucho tiempo, pasado el festejo, para que aparecieran ataques periodísticos en contra de Neme Sastré en dos diarios de la capital del país, uno en El Financiero, otro en Milenio.

No faltaron en la fiesta damas bien ataviadas -revestidas algunas de cierta fama pública, aunque no siempre en sentido positivo-, con aspiraciones de convertirse pronto en grandes figuras de la política tabasqueña, y sin ser amigas del festejado, amigas así, que se diga amigas, en el sentido amplio y bello del término, y mucho menos de su invitado especial, se dejaron llevar a la “Quinta Barrueta”, para otear el horizonte y, claro está, hacerse notar ¡cómo de que no!

-¿Saludaste a Benito? ¿Te saludó él? -fueron las preguntas recurrentes que al anochecer, cruzaron vía telefónica la atmósfera tabasqueña en todas las direcciones posibles.

-No, hermana; pasó atrás de donde estaba sentada, pero no, para nada; y yo no tenía por qué ir a saludarlo, pues no fui a eso sino a felicitar a Hernán (jajajajaja).

De todo, pues, hubo ese sábado en la “Quinta Barrueta”, propiedad del cumpleañero que, sorprendido por la multitudinaria asistencia a su agasajo, provenientes de algún municipio muchísimas de las personas allí presentes, contándose priistas, panistas, perredistas, morenistas, etcétera, no podía creer lo que tenia ante sus ojos y, apurado, preocupado pero galante, daba instrucciones a varios de sus auxiliares para que hicieran pedidos urgentes de más comida y de más bebida, de más hielo, platos, vasos, servilletas, cucharas, tenedores… hasta palillos..

No faltó la nota circense, no faltó la bufonada a cargo del presidente municipal de Macuspana, Cuco Rovirosa Ramírez.

Cuando Benito Neme se dirigía al vehículo en el que se trasladaría al aeropuerto para abordar el avión que lo llevaría a la ciudad de México, el famoso “Niño artillero”, dejó su lugar como impulsado por un cuete en el trasero, emprendiendo una carrera, ridícula por demás, para alcanzar a Benito y decirle alguna cosa intrascendente e hipócrita.

Las risas de los cientos de invitados y colados, rubricaron el “espectáculo”.

¡Qué fiesta, señores!…

La gran enseñanza, la gran lección del nutrido convivio, o mejor, las tres grandes enseñanzas, fueron –son-:

Una; el enorme cariño y respeto que los tabasqueños guardan por la familia Neme, desde luego más quienes cultivan amistad con alguno de sus miembros, o lo hicieron con el extinto ex gobernador o participaron políticamente al lado suyo;

Dos: que cada cual quedó en el lugar exacto que se ha ganado a lo largo de su corta o larga existencia. Nadie dejo de ser lo que ha sido y es y seguramente será hasta la muerte. Ni más, ni menos; y,

Tres: que el festejado, ese gran amigo que es Hernán, pudo apreciar a quienes verdaderamente lo estiman y respetan, aparte el poderoso imán que representó un invitado especial como Benito Neme, un político con un enorme horizonte abierto.

 

 

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