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Liliana, ¿dirigente del PRI en Tabasco?

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Víctor Ulín/

La renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la dirigencia nacional impactó en el PRI de Tabasco.

Si ayer se daba por hecho que Miguel Angel Valdivia de Dios no tendría ningún inconveniente en ganar la elección interna para reelegirse y continuar como presidente estatal del PRI por lo menos hasta el 2018, hoy las condiciones políticas favorecen a la ex candidata a la presidenta municipal de Centro y actual diputada federal Liliana Madrigal Méndez.

Respaldada por la diputada federal Georgina Trujillo Zentella y por Carolina Monroy, dirigente nacional del PRI y compañera legisladora,  Liliana parece encaminarse a convertirse en la mandamás de los priistas de Tabasco sin que haya resistencia de por medio, o por lo menos no hay una abierta confrontación con el grupo político que alienta al joven Miguel Angel Moheno para que busque suceder en el cargo a Miguel Angel Valdivia de Dios.

Liliana Madrigal ya está en lo suyo y aprovecha la inercia positiva que le dejó su participación como candidata a la alcaldía de Centro para reposicionarse entre los suyos: se ha reunido con la militancia, líderes de sectores y organizaciones, y va preparando el terreno para cuando sea emitida la convocatoria  electiva  por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI que preside su amiga Carolina Monroy y entonces, como se advierte, Miguel Angel Valdivia de Dios ya no participe.

No será difícil que Liliana Madrigal logre algún acuerdo con el grupo político de Manuel Andrade Díaz o con los madracistas que la apoyaron en la elección extraordinaria pasada para que avalen su designación.

Sin embargo, tendrá que tejer fino para alcanzar un acuerdo político con la corriente que encabeza Jesús Alí de la Torre, abierto aspirante a la candidatura del PRI al gobierno en el 2018, mucho más cuando Gina Trujillo, impulsora de Liliana Madrigal, también quiere ganar la postulación.

No es poco lo que está de por medio: quien controle el PRI tiene mano ancha para repartir candidaturas a cargos de elección, incluyendo, por supuesto, la gubernatura. Pero si los grupos al interior no se ponen de acuerdo desde ahora  respaldando el arribo de Liliana Madrigal, el futuro inmediato del partido -en el 2018- simplemente será funesto. Un fracaso mayor.

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