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El marketing político vs la simulación

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Joel Santander/

Durante mucho tiempo se ha hablado sobre qué tan importante es el marketing político en un proceso electoral. La pregunta mas frecuente suele ser si es  una  necesidad o es una moda.

Lo cierto es que las elecciones en los últimos años se han convertido en contiendas cada día mas competidas y si bien algunos siguen la hegemonía de tratar de perdurar con esquemas tradicionales  y en muchos de los casos con una gran  ferocidad, hoy los tiempos dan pauta a la competitividad terreno donde muchos partidos y actores políticos minimizan y descalifican.

Veamos qué puede obtener un candidato o un partido del beneficio de esta rama que últimamente ha ganado credibilidad y contundencia en los procesos electorales.

Haremos  un somero recuento en las pasadas elecciones del Centro en las que Gerardo Gaudiano  Rovirosa salió vencedor y observaremos  algunos puntos en las que el marketing político jugó una parte importante.

Posicionamiento: con seguridad, el PRD hizo caso en el sentido de postular al candidato que se encontraba dentro de las preferencias del electorado y este es el primer paso que se debe de seguir: “hacer una encuesta PROFESIONAL que nos arroje quién es el mejor posicionado y qué es lo que quiere la ciudadanía. Preponderar la opinión pública.

Caso contrario del PRI que a última hora hicieron gala del famoso dedazo poniendo a alguien con bajo posicionamiento arriesgando el factor político del partido, cosa que sucedió al imponer al interior de este  a un presidente con poca experiencia en cuestiones electorales.

Propuestas: en este factor la gente tenía claro que Gerardo Guadiana estaba enfocado a una política joven y con un discurso muy ciudadano. Esto lo hizo fácil de entender y comunicar. Tenía claro con qué voto ganaría y esto es lo primero que debe de saber un candidato: Con qué voto voy a ganar  y dónde está.

Recuerden, toda campaña electoral es una estratega de comunicación.

En contraste, al imponer tanto al interior del partido como a la ciudadanía a la candidata del PRI se enfocaron a tratar de  posicionarla en medios y trajeron a alguien de imagen para darle un toque más ejecutivo. Sin embargo, olvidaron lo más importante: Qué iba a comunicar. Sus propuestas eran ambiguas y “no tenían claro con qué voto iba a ganar y no sabía dónde estaba y mucho menos cómo activarlos.

Un posicionamiento debe estar a la par de ejes temáticos.

Cuando  empieza una contienda electoral la encuesta es el primer motivo de un pensamiento estratégico. Sin ella es imposible ascender a una inteligencia electoral y por ende a una estrategia

La encuesta profesional nos dará por sección electoral el tipo de posicionamiento del candidato, así como del partido, pero lo más importante: los temas, o sea, lo que  a la gente le tiene inconforme y sus esperanzas. Es ahí donde empieza la inteligencia electoral, preponderar al electorado y armar con los temas la estrategia de comunicación política; saber dónde está el voto que nos llevará al triunfo y entender bien cuales son las áreas de oportunidad, así como un análisis de la competencia. Sin esto, lo más probable es que cualquier campaña sea un volado.

“A un consultor le pagan por decirles lo que necesitan saber. No lo que quieren saber”.

A un consultor le pagan por decirles lo que necesitan saber. No lo que quieren saber los políticos, para eso están todos sus militantes que les echan confeti hasta por caminar despacio.  Mientras que los consultores  les decimos los factores que ponen en riesgo a su candidatura evitando  lo que nunca falta en una campaña y nuestro deber es disminuir al mínimo la simulación, esa costra que se adhiere como segunda piel en los adherentes y militantes.

Una buena estrategia de marketing político debe contemplar las auditorías de las estructuras. Estas en su mayoría simulan de tal forma que si no se tiene dentro del equipo de asesores profesionales un estratega de tierra que revise, audite y purifique desde los promovidos hasta los promotores, de nada sirve que se trabaje en el posicionamiento del candidato si al momento de la votación la movilización o los votos útiles no van a las urnas.

De nada sirve el posicionamiento si el día “DE”, no existe una estrategia de movilización.

Como pueden observar, no es fácil ser un consultor de marketing político. Es por eso que muchos políticos deben tener cuidado de algunos “Disque asesores” que son muy entusiastas, pero que no tienen la preparación ni la técnica para llevar una campaña a su mejor expresión.

Un consultor es desde sicólogo, economista, estadista, creativo, visionario (multidisciplinario), pero sobre todo debe tener un pensamiento estratégico. Así es que si ven algunos que por que tienen experiencia en medios o que sienten que tienen el pulso político “córranle”. El trabajo de marketing político es a partir de la información y sustentar la estrategia en base a tácticas y herramientas que hagan lo mejor en una campaña.

Respondiendo a la pregunta que se formuló en un inicio: que si la mercadotecnia política es una necesidad o una moda. En la actualidad es una necesidad en la que si se ejecuta con las personas profesionales ayudan mucho a mejorar la comunicación política de una campaña llegando al electorado con un enfoque segmentado.

Las campañas invasivas ya no funcionan. En la contienda pasada en el Centro, se puede resumir de la siguiente manera: “El que simuló con más frecuencia y creyó que ya había ganado, ya perdió”.


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